Quinto Simpósio sobre a História da Electrificação
Presentación |
Apresentação |
A partir da exposición de Electricidad de 1881, que tuvo lugar en París, la electricidad y sus varias aplicaciones tuvieron una notable divulgación. Lo mismo en la Exposición Universal de Barcelona de 1888. Años más tarde, en la Exposición Universal de 1900, un evento en el que se intentaba hacer el balance del siglo, la "hada eléctrica" asumió un lugar de relieve.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, la electricidad fue instalada en varias ciudades de la Península Ibérica y de América Latina, una dinámica que se acentuó a lo largo del siglo XX, aunque con ritmos dispares entre países y regiones. En la mayoría de los casos, la electricidad comenzó por ser introducida en las grandes ciudades y sólo posteriormente llegó a los pequeños poblados y zonas periféricas. Existían, es cierto, situaciones puntuales en que, debido a la iniciativa de un empresario o de un gobierno local más activo, esta forma de energía fue adoptada precozmente fuera de los principales ejes de fijación y movimiento de personas y bienes. En los medios urbanos la introducción de la electricidad permitió una iluminación más intensa, contribuyendo a la seguridad de los transeúntes y permitiendo gozar hasta horas más tardías de los jardines y alamedas urbanizadas que atraían a las poblaciones. Los lugares de diversión y cultura, como los teatros, los cafés, las sociedades recreativas y culturales y los gimnasios fueron también algunos de los espacios urbanos que más precozmente se beneficiaron de la introducción de la luz eléctrica. Por otro lado, la posibilidad de iluminar de forma más eficiente, y hasta más tarde, los espacios industriales, a veces, tuvo como consecuencia un agravamiento de la vida de los trabajadores. En el comercio y en los servicios, el uso de la electricidad para fines publicitarios, en particular a través de la iluminación de los escaparates de tiendas y de los anuncios luminosos, se convirtió en una estrategia de captación de público y de consumidores. La energía eléctrica también benefició la movilidad y la expansión urbanas, por su introducción en los medios de transporte. Los tranvías eléctricos, en particular, facilitaron la ampliación del espacio urbano y contribuyeron a la localización de las unidades de producción en zonas marginales de las ciudades, a menudo distantes de las viviendas de los obreros. La introducción de la energía eléctrica en el espacio doméstico, primero para iluminación, después para el calentamiento y para el funcionamiento de los electrodomésticos, tuvo repercusiones sobre la organización y la arquitectura de las viviendas y la organización de los diversos espacios de esas mismas viviendas, como ocurrió con las cocinas. Además, favoreció ciertos cambios del papel de la mujer en la vida familiar y social, dándole más tiempo para dedicarse a otras actividades e incluso facilitándole el asumir nuevas actividades profesionales. En cuanto nueva infraestructura, la instalación de la electricidad exigió la construcción de centrales eléctricas, en ciertos casos estructuras de gran tamaño y destacadas, que alteraron de forma visible el paisaje urbano. Por su parte, la construcción de la red eléctrica, al cruzar en varias direcciones el espacio urbano, tanto por vía área como subterránea, creó diversos problemas, desde las obras constantes en las calles hasta los conflictos regulares con los gobiernos locales y centrales. Estes son algunas de las principales cuestiones, relacionadas con la introducción y las consecuencias de la electricidad, que se serán debatidas en este Simposio. |
A partir da exposição de Electricidade de 1881, que teve lugar em Paris, a eletricidade e as suas várias aplicações tiveram uma divulgação assinalável. O mesmo se passou com a Exposição Internacional de Barcelona de 1888. Anos mais tarde, na Exposição Universal de 1900, um evento em que se procurava fazer o balanço do século, a "fada electricidade" assumiu um lugar de relevo.
Durante a segunda metade do século XIX, a electricidade foi sendo instalada em várias cidades da Península Ibérica e da América Latina, numa dinâmica que se acentuou ao longo do século XX, embora com ritmos dispares entre países e regiões. Na maioria dos casos a eletricidade começou por ser introduzida nas grandes cidades e só posteriormente chegou aos pequenos povoados e zonas periféricas. Existiram, é certo, situações pontuais em que, devido à iniciativa de um empresário ou de um governo local mais ativo, esta forma de energia foi adotada precocemente fora dos principais eixos de fixação e movimentação de pessoas e bens. Nos meios urbanos a introdução da eletricidade permitiu uma iluminação mais intensa, contribuindo para a segurança dos transeuntes e possibilitando usufruir até horas mais tardias os jardins e as alamedas urbanizadas que atraíam as populações. Os locais de diversão e cultura, como os teatros, os cafés, as sociedades recreativas e culturais e as academias foram também alguns dos espaços urbanos que mais precocemente beneficiaram da introdução elétrica. Por outro lado, a possibilidade de iluminar de forma mais eficiente a horas mais tardias os espaços fabris traduziu-se muitas vezes num agravamento da vida dos trabalhadores. No comércio e nos serviços, o uso da eletricidade para fins publicitários, nomeadamente através da iluminação de montras e de anúncios luminosos, tornou-se uma estratégia inovadora de captação de públicos e consumidores. A energia elétrica beneficiou igualmente a mobilidade e a expansão urbana pela sua introdução nos meios de transporte. Os bondes elétricos, por exemplo, facilitaram o alargamento do espaço urbano e contribuíram para a localização das unidades fabris em zonas marginais das cidades, muitas vezes distantes dos locais de habitação dos operários. A introdução da energia elétrica no espaço doméstico, primeiro para iluminação, depois para o aquecimento e para o funcionamento dos eletrodomésticos, teve repercussões sobre a arquitetura das habitações, como aconteceu de forma visível com as cozinhas. Além disso, favoreceu a alteração do papel da mulher na vida familiar e social, dando-lhe mais tempo para se dedicar a outras atividades e mesmo facilitando-lhe o assumir de novas atividades profissionais. Enquanto nova infraestrutura, a instalação da eletricidade exigiu a construção de centrais elétricas, em certos casos estruturas de grande dimensão e muito marcantes, que alteraram de forma visível a paisagem urbana. Por sua vez, a construção da rede eléctrica, ao cruzar em várias direções o espaço urbano, tanto por via aérea como subterrânea, criou diversos problemas, desde as obras constantes nos arruamentos até aos conflitos regulares com os governos locais e centrais. Estes são alguns dos principais aspetos ligados à introdução da electricidade que serão debatidos no Simpósio. |